Por Felipe Pino Zúñiga, coordinador de Programa en ONG FIMA
Sr. Director:
Esta semana se publicó un artículo manifestando preocupación por la situación competitiva de Chile ante Brasil en términos de energías renovables, refiriéndose a este último como la “Arabia Saudita Verde”. Este seudónimo, es perfecta expresión de las contradicciones de la agenda verde que se ha impulsado en ciertos países de la región, especialmente en Chile.
Las energías renovables son una oportunidad de resolver un problema actual va más allá de la carbono neutralidad y son una alternativa para generar sociedades más justas, equitativas y resilientes ante las múltiples crisis que nos azotan.
Si bien, somos un país “rico” en recursos renovables, nuestras experiencias previas en la gestión de estos indican que tenemos mucho que aprender. Para esto, debiésemos preguntarnos cómo no caer en los mismos errores del modelo que queremos superar. Entendiendo que la transición es mucho más que un cambio tecnológico, imitar a las potencias fósiles terminará por replicar las mismas ineficiencias e injusticias.
Chile todavía puede convertirse en un referente en esta materia, pero para ello debemos evitar ser mero exportador de energía, apostando a la transformación energética como vehículo de justicia socioambiental. Ese es nuestro verdadero potencial renovable.
Carta publicada en el Diario Financiero – 29/10/24