[caption id="attachment_3324" align="alignleft" width="150"] Rodrigo Pérez A.
Abogado de FIMA[/caption]
El pasado 14 y 15 de Mayo de este año, me reuní con habitantes de las poblaciones ubicadas en la periferia de Arica, muchos de ellos con una historia que arrastran de hace 20 años. La instancia consistía en informar a la gente sobre acciones judiciales a seguir en la búsqueda de una anhelada y justa compensación de parte del Estado de Chile como responsable de los problemas de contaminación por polimetales. En contacto con los pobladores, fue posible recoger un sinfín de testimonios por parte de personas de diversas edades.
Durante las reuniones que se celebraron, fue posible contemplar una situación de lo más alarmante. Casi la totalidad de la gente reunida (unas 70 personas aproximadamente) aseguraban padecer enfermedades de variados tipos, pero que se han ido repitiendo entre los vecinos hasta generar un denominador común. Afecciones a los huesos como la artrosis, cáncer o problemas motrices en los niños, son sólo un ejemplo de esta constante presente en personas de rango etario entre los 30 y 70 años. La prolongada y constante exposición a compuestos como el plomo, arsénico o cadmio han provocado un deterioro temprano e irreversible en la población.
Sin embargo las autoridades parecieran adjudicar esta situación al azar, o bien a la obra de la mera coincidencia.
Mera coincidencia, a pesar de que la lamentable carga que los habitantes de poblaciones como Cerro Chuño, Industriales tiene una data de hace 20 años, cuando aproximadamente 20.000 toneladas de acopios con abundante cantidad de metales pesados internados por la empresa PROMEL con la completa venia del Servicio de Salud de Arica de la época, y depositados a pocos metros de las poblaciones.
Si bien se condenó al Estado a indemnizar, los acopios de metales pesados siguen ahí, a pocos metros de las poblaciones, manteniendo latente la exposición prolongada. El Servicio de Salud de la región de Arica no atribuye una relación directa entre las patologías mencionadas y la exposición prolongada. Poblaciones completas padeciendo graves enfermedades puede deberse a múltiples factores; o bien a meras coincidencias.
Mera coincidencia, aun cuando el Servicio de Salud de Arica, invocando una norma referencial de la OMS para contaminación por arsénico, ha señalado en reiteradas oportunidades que los índices de arsénico en el organismo que presentan los pobladores se encuentran debajo de esa norma de referencia, descartando de plano cualquier tipo de contaminación riesgosa para la salud. Los reiterados casos de cáncer a muy temprana edad podrían deberse a factores genético, el historial clínico personal de cada poblador; o a la mera coincidencia.
Con todo, la última sentencia la Corte Suprema establece como principio general de contaminación el sólo hecho de llevar la carga de los metales pesados en el organismo y vivir a pocos metros de un acopio de metales pesados, desestimando cualquier norma de referencia que el Servicio de Salud pretenda imponer. El hecho de que en la actualidad, el órgano regional ponga trabas a los pobladores para practicarse exámenes que midan arsénico en su organismos puede deberse a varias razones administrativas; entre ellas la mera coincidencia.
Quienes nos abocamos a buscar la justicia ambiental y la reparación del medio ambiente como un presupuesto de la dignidad humana, no nos es posible creer en las coincidencias sino a situaciones y hechos concretos: La gente vive hace más de dos décadas expuesta a contaminación prolongada, lo cual ha provocado un detrimento general en la salud. En base a ese principio es que nos hemos concentrado desde 1999 en la búsqueda de una real reparación a la zona afectada ya sea a través de la vía judicial o partir del empoderamiento de la comunidad.
Pero aun así, el enorme esfuerzo de ONG’s como FIMA no parece ser suficiente para otorgar una debida compensación a personas que viven en el constante detrimento de su integridad física y psíquica ya que el perjuicio rompió las barreras de la compensación pecuniaria. Se requiere la acción de un ente con mayor potestad para
El problema de Arica y los polimetales requiere que el Estado, a base de verdaderas políticas públicas de asistencia y desarrollo, lo cual requiere previamente, medir con la suficiente transparencia la magnitud del daño para así velar por el bien común de los pobladores que de modo injustificado ven como un problema latente hace dos décadas, amenaza con perpetuarse a sus generaciones futuras. En ese sentido, que el Estado realice medidas efectivas es algo absolutamente perentorio.
Sin embargo, previo a la persecución de ese objetivo, el Estado debe asumir que el problema de Arica y los polimetales tiene su causa en la propia responsabilidad del Estado, en la propia falta de servicio en la que ha incurrido estos años. Pero para asumir dicha carga, el Estado debe dejar asumir los hechos; y dejar de creer en las coincidencias.
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