El proyecto extraería diariamente el agua equivalente a seis piscinas olímpicas del Acuífero Santiago Central, del cual se abastecen las comunas de Maipú, Cerrillos, Estación Central y San Bernardo, zonas que han sido declaradas en sequía.
Luego de casi diez meses de lucha contra el Proyecto Cerrillos Data Center -filial de Google en Chile- la Municipalidad de Cerrillos presentó una reclamación ante el Segundo Tribunal Ambiental de Santiago el pasado 22 de diciembre, luego de que su primera solicitud de invalidación de la Resolución de Calificación Ambiental que autoriza el desarrollo del proyecto, fuese rechazada en octubre de este año.
Entre los principales impactos que acusan desde el municipio, se encuentran que la construcción -que consiste en un centro de almacenamiento de datos que funcionaría durante todo el año – las 24 horas del día – utilizará un sistema de refrigeración a partir de la extracción de agua subterránea, sacando grandes cantidades en un sector que ha sido declarado en sequía. Sólo para efectos de refrigeración se estarían extrayendo 169 l/s de agua -que equivale a llenar 6 piscinas olímpicas al día- del Acuífero Santiago Central, que corresponde a la reserva de agua de la que se abastecen a través de la la empresa sanitaria comunal SMAPA, las comunas de Maipú, Cerrillos, Estación Central y San Bernardo .
Desde el municipio, señalan que este proyecto pone en riesgo el suministro de su comuna, pero también de las vecinas, entre ellas Maipú que es la segunda con más habitantes de la región metropolitana. Para el alcalde de Cerrillos, Arturo Aguirre, “No se entiende porqué existiendo otras tecnologías que son perfectamente factibles de aplicar en este caso y que no requieren extraer esta enorme cantidad de agua, no se opta por ellas” el edil agrega “hacemos un llamado a la autoridad ambiental a hacerse cargo de la situación y no permitir que un proyecto de estas características sea implementado, pero también a la empresa a ser buenos vecinos y aplicar criterios de sustentabilidad para la comunidad y para su negocio”
Insuficiente evaluación ambiental
Pese a sus innegables impactos en las fuentes de abastecimiento de agua potable de la zona poniente de la capital, el proyecto ingresó a evaluación por medio de una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) y no de Estudio de Impacto Ambiental (EIA), lo cual significa que fue aprobado sin la realización de participación ciudadana y que pese a que existieron alertas por parte de la DGA de que el escenario de base en el que se evaluó el proyecto ya es delicado y no podía minimizarse el efecto del proyecto.
«Aquí nos enfrentamos a un caso en que la autoridad ambiental hace caso omiso del escenario más desfavorable para facilitar la inversión, en circunstancias que ese escenario podría significar la incertidumbre sobre el abastecimiento de agua futuro para tres grandes comunas de Santiago» señala Diego Lillo, coordinador de Ligios de ONG FIMA, organización que lleva el caso junto al municipio.»Creemos que este es un caso de grave desigualdad en el trato que el Estado le da a los intereses de las empresas versus los derechos de las comunidades, incluido derechos tan básicos como el derecho humano al agua. Sería una buena señal que todos los municipios afectados se hicieran parte», agregó el abogado.
Otras tecnologías disponibles
Además del impacto hídrico del proyecto ya mencionado, se sumaría la la deficiente evaluación del impacto por el ruido que podría llegar a generar el centro; de la estimación de emisiones atmosféricas; el descarte de impacto al patrimonio cultural; la falta de evaluación ambiental de la planta de tratamiento de aguas y del impacto vial, entre otros elementos, que no fueron bien considerados a la hora de rechazar la primera solicitud de la municipalidad.
Cabe mencionar que actualmente existe tecnología que permitiría evitar el uso de agua permanente y su pérdida por evaporación, como es el que que actualmente se encuentra en evaluación en la comuna de Quilicurua, llamado “Data Center Ascenty”, y que implementará un sistema de refrigeración de circuito cerrado, que no contempla el uso ilimitado de agua,, sino que el circuito de refrigeración es llenado únicamente en su puesta en marcha.