Por Javiera Pérez, abogada de ONG FIMA
Los humedales andinos son ecosistemas muy frágiles que entregan beneficios y servicios ecosistémicos fundamentales para toda la vida sobre la tierra. A través de un complejo proceso hídrico, depuran y acumulan importantes reservas de agua dulce y alimentos, contribuyendo a resguardar sitios de albergue de agua en ambientes muy extremos, permitiendo el desarrollo de formas de vida especializadas. Conservan un alto nivel de endemismo con especies de flora, fauna y microbiota únicas a nivel mundial. A su vez, son una fuente muy importante de secuestro de carbono, lo cual contribuye a mitigar los efectos de la crisis climática.
Estos ecosistemas, no sólo son fundamentales para el desarrollo de una biodiversidad de gran importancia, sino también para grupos humanos que habitan en sus cercanías. Los sistemas de salares, vegas y bofedales han sido esenciales hasta la actualidad para el establecimiento de población humana en las alturas de los Andes. Esto se ve reflejado en las prácticas y costumbres identitarias, como la ganadería de trashumancia, las prácticas agropastoriles y la gestión comunitaria del agua como actividades fundamentales que se realizan en uno de los entornos más áridos del mundo.
Estos ecosistemas, son altamente frágiles y los cambios sobre ellos tienen consecuencias irreparables. Diversas circunstancias pueden deteriorar los humedales andinos, entre ellas los efectos de la crisis climática, como los cambios en los ciclos hídricos, la sequía extrema, aparición de olas de calor y frío, entre otras.
En la última década, el litio ha despertado un especial interés en el debate internacional por su vinculación con la transformación de la matriz energética y las políticas de cambio climático refrendadas en el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la Agenda 2030.
El incremento desmedido en la demanda de este mineral, como insumo para la transición
energética, ha puesto en marcha un proceso acelerado de extracción y producción a nivel global con la instalación de grandes proyectos mineros en salares, lagos y lagunas andinas. Esto se ha visto acompañado de una expansión de la frontera extractiva hacia nuevos territorios, exacerbando conflictos existentes o produciendo nuevas tensiones en los distintos actores involucrados en el proceso, y sumando graves amenazas a este frágil territorio debido a la extracción que llevan a cabo gobiernos y empresas nacionales y transnacionales.
Es cierto que el litio se encuentra en muchas partes del mundo, pero en la cuenca del Salar de Atacama se encuentra una extensa región transfronteriza que la industria extractiva ha querido mal llamar el Triángulo del Litio, por la abundancia del mineral. Las salmueras ubicadas en Chile, Argentina y Bolivia, además de sus características ecológicas, tienen marcos regulatorios escasos y desactualizados que permiten una extracción a bajo costo de producción pero a un altísimo costo social, cultural y ambiental.
Los insustentables métodos de extracción por evaporación para la exportación de subproductos de la salmuera, como el caso del litio, no han cambiado de forma sustancial en los últimos años, lo que ha traído importantes preocupaciones en diversos sectores, entre otras cosas, por la excesiva extracción de aguas de las napas del Salar. A pesar de esto, las empresas extractivas insisten en que sus operaciones no tienen impacto en el sistema hidrológico de la cuenca.
En este contexto, nace la Alianza por los Humedales Andinos, con el objetivo de proteger y conservar estos ecosistemas vitales de biodiversidad única y valor esencial para los pueblos y las comunidades que los habitan. Aquí se reúnen organizaciones de la sociedad civil, comunidades locales y movimientos socioambientales de Argentina, Bolivia y Chile. Este proyecto se lanzó el 21 de noviembre y el trabajo se ha realizado de forma continua y sistemática para proteger estos importantes ecosistemas que se ven amenazados frente al objetivo internacional de la transición energética, bajo la misma lógica extractivista.
En Chile la alianza está conformada por Fundación Tantí, ONG Defensa Ambiental, ONG FIMA y el Proyecto Educativo Formando Rutas. El trabajo, en el caso chileno, se ha desplegado en la Región de Atacama y Antofagasta, a partir de entender estos ecosistemas como refugio de biodiversidad única y reservas de agua. El enfoque del proyecto, se basa en el respeto de los modos de vida, la cultura y las economías regionales. Además, busca promover y defender el acceso a la justicia ambiental en un contexto de transición a “energías limpias”. Esto se realiza a través del cuidado de los territorios, estrategias de diálogo, pedagógicas, legales, de investigación, comunicación e incidencia con perspectiva comunitaria.
Para la protección, conservación y defensa de los humedales andinos, se busca promover alternativas sustentables de largo plazo, priorizar la gestión del agua con justicia para las comunidades locales, así como apoyarlas en el cuidado de estos ecosistemas y en la búsqueda y construcción de alternativas sin minería.
Del mismo modo, existe un fuerte compromiso con informar y concientizar a nivel internacional sobre la importancia de los humedales andinos, junto a los riesgos que estos enfrentan debido a la crisis climática y la extracción minera en el contexto de la transición energética.
Sin embargo, para promover una efectiva protección de los humedales, es necesario indagar en los procesos de gobernanza, conociendo los mecanismos de articulación entre los actores públicos, privados y de sociedad civil; sus voluntades, atribuciones y tipos de relación.
Para lograrlo, la Alianza por los Humedales Andinos ha asumido fuerte compromiso con
visibilizar la importancia de las comunidades locales e indígenas como impulsores clave en la transición hacia una convivencia justa con la naturaleza y la protección de los ecosistemas andinos y por el respeto de los modos de vida, la cultura y las economías regionales, reconociendo su autonomía y evitando actitudes paternalistas que reproduzcan dinámicas coloniales propias del modelo extractivista que ha operado históricamente en esta región y que ha afectado y dañado profundamente el tejido social, impactos que hasta hoy sus pueblos enfrentan por medio de la resistencia.
Columna de opinión publicada en IUCN – 01/02/2024